A semi truck drives down 31st Street in Little Village
Camiones transitan por la calle 31 en La Villita, uno de los vecindarios más contaminados. Brian Rich / Chicago Sun-Times

Zonas críticas de contaminación atmosférica en Chicago: Nueva Red de sensores revela disparidades en la calidad del aire entre vecindarios.

Nuevos datos muestran zonas críticas de contaminación del aire en La Villita, Austin, Irving Park, Englewood y Auburn Gresham.

Camiones transitan por la calle 31 en La Villita, uno de los vecindarios más contaminados. Brian Rich / Chicago Sun-Times
A semi truck drives down 31st Street in Little Village
Camiones transitan por la calle 31 en La Villita, uno de los vecindarios más contaminados. Brian Rich / Chicago Sun-Times

Zonas críticas de contaminación atmosférica en Chicago: Nueva Red de sensores revela disparidades en la calidad del aire entre vecindarios.

Nuevos datos muestran zonas críticas de contaminación del aire en La Villita, Austin, Irving Park, Englewood y Auburn Gresham.

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Irma Morales guarda el vívido recuerdo de una fina capa de polvo cubriendo el suelo el momento en que se mudó a La Villita hace ya casi tres décadas. La madre soltera de cinco hijos vivía a algo más de un kilómetro de una planta a carbón.

“Cuando caminaba afuera, mis zapatos se cubrían de polvo”, dijo Morales.

Morales se uniría al esfuerzo de 12 años liderado por la comunidad para cerrar la planta de energía de Crawford.

“Logramos cerrarla”, dijo Morales, y agregó que le diagnosticaron un tumor cerebral durante las manifestaciones. “¿Pero para qué? ¿Para que puedan traer más camiones diésel?

La planta cerró en el 2012 para ser reemplazada por una bodega de Target de trescientos cinco mil metros cuadrados, lo que a diario traía al vecindario un estimado de cientos de camiones. Morales y otros manifestantes intentaron detener este proyecto.

Incluso el proceso de construcción contaminó el vecindario. Una implosión fallida de una chimenea de 120 metros, perteneciente a la antigua planta de carbón, dejó a su comunidad cubierta de polvo en abril de 2020.

“¿Por qué están vendiendo… [nuestra salud] al mejor postor?” Morales preguntó a los funcionarios municipales, diciendo que su vecindario es básicamente una “zona de sacrificio” para la industria.

A cloud of dust spreads across the Little Village neighborhood
Tyler LaRiviere / Chicago Sun-Times
De hecho, en uno de los estudios a gran escala sobre calidad del aire en Chicago, se descubrió que algunos sectores de esta comunidad, mayoritariamente mexicana, tenían los niveles de contaminación más altos de la ciudad, junto con zonas de Austin, Englewood, Auburn Gresham, Irving Park y Avondale donde existe mucho tráfico o bien están cerca de áreas industriales, como lo muestra un análisis de las lecturas de los sensores de aire recién instalados.

Los datos son proporcionados por Microsoft, que consultó con la municipalidad y grupos comunitarios antes de instalar 115 de los sensores durante el verano pasado, principalmente en casetas de autobuses de la CTA, y ha estado recopilando información cada cinco minutos durante los pasados 10 meses.

Incluso con más de 100 sensores, ni siquiera alcanza para cubrir toda la ciudad y eso restringe un análisis completo de la contaminación para grandes franjas de los lados sureste y extremo sur, áreas conocidas desde hace mucho tiempo por tener mala calidad del aire. Aun así, los datos proporcionan algunas de las mediciones hiperlocales más detalladas sobre la calidad del aire en Chicago, específicamente en los meses de alta contaminación, de julio a octubre de 2021.

Este reportaje sobre la calidad del aire en Chicago es parte del trabajo colaborativo de un mes por parte de Sun-Times, WBEZ y MuckRock.

El análisis realizado en las salas de prensa determinó que los peores niveles de contaminación atmosférica en las áreas con sensores se registraron entre julio y octubre del año pasado cerca de los siguientes lugares:

  • a lo largo de la calle 26 cerca de las avenidas Central Park y California, y cerca de la intersección de las calles California y Cermak en La Villita;

  • en dos lugares a lo largo de las calles cercanas a la autopista Kennedy, en Irving Park y Avondale;

  • en seis ubicaciones en Austin, con el de mayor altura puesto próximo a una parada de autobús, en la intersección de las avenidas Chicago y Cicero; y otros a lo largo de Halsted, cerca de la calle 74 en Englewood y la 87 en Auburn Gresham.

Los residentes que viven en estas áreas están expuestos a altos niveles de contaminación del aire conocida como material particulado 2,5 o PM2.5 (por sus siglas en inglés, particulate matter) –un material diminuto formado por muchas sustancias químicas y otros contaminantes– que puede alojarse profundamente en los pulmones y causar problemas de salud graves. Los contaminantes miden 2,5 micrómetros de diámetro o menos, lo que los convierte en una fracción del diámetro de un cabello humano.

Las partículas finas son el factor ambiental que más incide en la muerte y están relacionadas con una serie de problemas de salud, incluidas enfermedades cardíacas, pulmonares y asma. Se estima que el 5% de todas las muertes prematuras en Chicago se pueden atribuir a la contaminación por partículas. Los especialistas de la salud comparan el daño de respirar estas partículas contaminantes con fumar cigarrillos.

Diariamente, decenas de miles de camiones diésel entran y salen de los corredores industriales de la ciudad, dicen los expertos en transporte, y son una fuente conocida de contaminación por partículas.

La mala calidad del aire en Chicago y muchos de sus puntos críticos han sido por décadas largamente conocidos por los residentes. Pero los nuevos datos revelan grandes diferencias entre vecindarios. Por ejemplo, los niveles de contaminación en estas zonas críticas son persistentemente más altos que en los vecindarios que colindan con la orilla del lago en el lado norte, incluidos Lincoln Park, Lake View, Uptown y Rogers Park.

Los datos de Microsoft también brindan otros conocimientos sobre la calidad del aire en Chicago.

El peor momento del día para medir la contaminación por partículas, al menos en La Villita, fue a las 6 p.m., hora punta durante la tarde, aunque a las 6 a.m. tampoco era un buen horario.

Pero incluso los días en que la mayoría de las personas no está trabajando pueden ser peligrosos. El 4 de julio y otros días festivos, cuando muchas personas repletan las carreteras para ir de vacaciones, a asados u otros eventos, se encuentran entre los días más contaminados del año.

Pero fue el viernes 23 de julio de 2021, un día de 32 ºC, que con el humo de incendios forestales llegando desde el oeste, se destacó como uno de los peores días del año en cuanto a material particulado. El humo de los incendios forestales, las altas temperaturas y el aire estancado empeoraron la contaminación del aire, incluido el ozono y las partículas.

Está claro que, los sensores no son tan precisos como los monitores de alta calidad utilizados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) para obtener datos y establecer políticas.

Además, puede haber puntos ciegos de datos en el extremo sur y en los lados fuertemente industriales del sureste, donde la EPA monitorea casi 250 instalaciones para detectar la contaminación del aire.

Microsoft señaló en un comunicado que estaba limitado por la falta de paradas de autobús y las brechas en la conectividad de las torres de telefonía celular que impedían que los dispositivos en el lado sureste hicieran lecturas. También agregó que está trabajando para mejorar la ubicación de las antenas.

El aire en Chicago está mejorando, pero sigue afectando a los más vulnerables

La contaminación por material particulado ha disminuido en los pasados 20 años, en gran parte gracias a los esfuerzos del gobierno, incluyendo los programas bajo la Ley Federal de Aire Limpio, para reducir las emisiones nocivas de camiones, automóviles y plantas eléctricas.

Actualmente, los niveles en Chicago no superan los estándares establecidos por la EPA, que mantiene un límite promedio anual de 12 microgramos por metro cúbico de contaminación por partículas finas. Pero los críticos dicen que el estándar es demasiado alto y se espera que la agencia reduzca esa concentración máxima este año. La Organización Mundial de la Salud dice que el nivel no debe ser superior a 5 microgramos por metro cúbico, aunque los expertos en salud dicen que ningún nivel de partículas es seguro.

“Incluso una pequeña cantidad de partículas en el aire provocará ataques de asma y ataques cardíacos, derivará a personas con enfermedades pulmonares y cardíacas y otras enfermedades crónicas al hospital y provocará muertes prematuras”, dijo Brian Urbaszewski, director de política de salud ambiental en la Asociación de Salud Respiratoria de Chicago.

A thick haze of smog looms over the Chicago skyline
Nam Y. Huh / Associated Press

También puede contribuir a complicaciones de nacimiento, problemas de desarrollo y de salud mental y deterioro cognitivo.

La contaminación por partículas en Chicago es, por consiguiente, además del smog o la contaminación por ozono que respiramos, uno de los peores niveles de contaminación en el país, señaló la Asociación Americana del Pulmón el mes pasado.

Los críticos han dicho que los estándares y la metodología de la EPA para recopilar datos de contaminación por partículas son defectuosos. Las grandes distancias entre los sensores —solo hay una docena de sensores oficiales en el Condado de Cook— proporcionan datos limitados. La agencia también utiliza modelos informáticos para evaluar los niveles de contaminación en la ciudad donde no hay sensores.

“Si se confía en los monitores de la EPA, se perderán bastantes puntos críticos”, aseveró Yang Liu, director del departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Emory.

Mientras más sensores, mejor

En un comunicado, la EPA señaló que los monitores de Microsoft y otros de menor calidad brindan un panorama más general de la calidad del aire en el área, aunque no cumplen con los “criterios regulatorios estrictos”.

Los funcionarios de Chicago dicen que quieren aumentar la cantidad de monitores de aire en la ciudad como parte de un estudio de impacto ambiental más extenso.

“El fin último es obtener más datos hiperlocales en tiempo real para ayudarnos a tomar decisiones”, dijo Megan Cunningham, comisionada adjunta del Departamento de Salud Pública de Chicago.

Operations specialist Xavier Roman adjusts a Microsoft air quality sensor
Xavier Roman, un especialista de operaciones para JCDecaux, trabaja reparando sensores Microsoft utilizados para evaluar la calidad del aire en las casetas de autobuses, 20 de abril de 2022. Manuel Martinez / WBEZ

La Municipalidad también está estudiando siete corredores industriales del suroeste y el impacto del tráfico de camiones en la seguridad y la contaminación del aire. Si bien los funcionarios de desarrollo económico han promovido el crecimiento de las instalaciones de transporte, distribución y logística en el área, el estudio pretende abordar las preocupaciones de la comunidad.

El tráfico es una conocida “fuente de contaminación del aire en Chicago”, señalaron en el departamento de salud de la municipalidad a través de un comunicado. “Estamos haciendo nuestra parte para dar orientación y recomendaciones basadas en la salud a otros departamentos”.

“Las personas que viven o trabajan en áreas urbanas… tienen problemas de salud”.

Aunque los sensores estaban en su mayoría en las paradas de autobús, la contaminación de un autobús de la CTA por sí solo no puede llegar a generar los niveles más altos en las zonas críticas de la ciudad. En Microsoft dijeron que pusieron los sensores en ciertas áreas para tomar en cuenta tanto a la población como al tráfico.

Aun así, el intenso tráfico es una fuente potencial de niveles altos en Avondale, donde el sensor está ubicado directamente sobre la Autopista Kennedy en Addison Street, y en Irving Park, donde el sensor está justo al oeste, en un tramo muy transitado de Irving Park Road. En promedio, más de 190.000 autos y camiones al día obstruyen la autopista a medida que atraviesan el área.

La intersección de la 87 y Halsted es muy transitada por decenas de miles de automóviles, camiones y otros vehículos que circulan diariamente. La intersección está cerca de dos estaciones para autobuses escolares, donde los vehículos diésel más viejos contribuyen a la contaminación del aire. También está cerca de una estación de tren Metra.

Más al norte, en la 74 y Halsted, hay menos tráfico, pero hay ferrocarriles para trenes de carga. Ese sensor tuvo particularmente altos valores durante las últimas dos semanas de julio y la primera semana de agosto.

En Austin, un sensor de aire en la parada de autobús de las avenidas Chicago oeste y Cicero norte está expuesto al tráfico denso de la intersección de dos calles principales. Además, Cicero también es parte de la Autopista 50. El área está rodeada por la industria ligera y un gran proyecto de construcción cercano.

Una vez convertida en una comunidad en desarrollo, el tramo de las carreteras más transitadas ha carecido de árboles y áreas verdes.

“La mayoría de la gente piensa que ese tipo de problemas [de contaminación] desaparecieron cuando la gran mayoría de la industria se fue”, dijo el reverendo Joseph Kyles, quien ha sido por 17 años pastor en la iglesia The Promise en Chicago.

Apostle Joseph Kyles in front of the bus stop at Chicago and Cicero Avenue
El reverendo Joseph Kyles, quien ha sido pastor por 17 años en la iglesia The Promise en Chicago, espera en la parada de autobús de Chicago y Cicero en Austin. Brian Rich / Chicago Sun-Times

Kyles, quien se crio en Austin, pero que ahora vive en Oak Park, no sabía que había un monitor de aire en la parada de autobús afuera de la puerta principal de la iglesia. No le sorprendió que Austin figurara entre los lugares más contaminados de la ciudad.

“Es un problema conocido”, dijo Kyles, de 61 años, quien recibió un doble trasplante de pulmón hace seis años. “Las personas que viven o trabajan en áreas urbanas van a tener problemas de salud”.

Aun así, señala que, con los desafíos económicos y sociales y la falta de atención médica adecuada en la comunidad de Austin, “esto solo es una cosa más”.

Aunque los sensores se colocaron dentro de los límites de la ciudad, podrían dar cuenta del impacto en suburbios, poblados y villas circundantes.

Un ejemplo es Cicero, donde más del 90% de la población es hispana y el aire se ve afectado por una contaminación industrial y por diésel similar a la de la Villita, vecindario cercano. Microsoft no instaló ningún sensor en Cicero, pero hay varios en la calle 26, justo al este de la avenida Cicero, que separa a Cicero de La Villita, y varios sobre Cicero en Austin, en las avenidas Laramie y Central. Usando sensores como estos en sus alrededores, el análisis en las salas de prensa indica que las altas concentraciones de partículas en La Villita son igualmente altas en Cicero.

¿Qué hará la municipalidad?

De vuelta en La Villita, Morales dice que nadie los escucha. Ha estado organizándose durante décadas para mejorar la calidad del aire.

“Parece que no les importa nuestra comunidad a pesar de que somos propietarios y pagamos impuestos”, señaló.

Morales, quien cofundó la organización comunitaria Únete La Villita, les dijo a los vecinos el mes pasado durante una vigilia cerca del lugar de la implosión que es importante transformar la indignación y la frustración en activismo.

“Esa ira es el combustible que mantiene a algunos de nosotros en la lucha”, dijo Morales. “Nos mantiene luchando por la justicia, por las responsabilidades. Queríamos y queremos un plan de transición justo de la planta de carbón que la comunidad luchó por cerrar durante años”.

Otros coordinadores comunitarios están de acuerdo en que es hora de que las autoridades del gobierno actúen.

Tiffany Werner, una organizadora científica comunitaria del Centro de Políticas y Leyes Ambientales, quien ha sido el nexo entre Microsoft y los grupos comunitarios locales, instó a la Municipalidad a comenzar a elaborar cambios en políticas, como limitar la cantidad de nuevas instalaciones de almacenamiento en un área determinada.

Dicen que, si bien los nuevos datos no son perfectos, no hay necesidad de esperar estudios adicionales sobre los puntos críticos de la ciudad.

“La información ya está disponible”, dijo Alfredo Romo, director ejecutivo del grupo Vecinos por la Justicia Ambiental de McKinley Park. “Se ha llegado al punto en el que: ¿qué va a hacer la ciudad con esa información?”.

Contribuyeron a este reportaje: Indi Khera, April Alonso y Irene Romulo.

Smarth Gupta y Dillon Bergin son reporteros de Muckrock, un medio de prensa colaborativo sin fines de lucro que trabaja en proyectos editoriales con socios y reúne a periodistas, investigadores y el público en su plataforma de noticias. Este proyecto también fue apoyado por el Instituto Brown de la Universidad Columbia para la Innovación de Medios, que otorga subvenciones para alentar y respaldar nuevos esfuerzos tecnológicos en los medios.

María Inés Zamudio es reportera sobre temas de Raza, Clase y Comunidades de WBEZ. Síganla en @mizamudio.

Los reportajes de Brett Chase para el Sun-Times sobre medio ambiente y salud pública han sido posibles gracias a una subvención del Chicago Community Trust.

Traducido por La Voz Chicago